Este sector, el de los centros especiales de empleo, es el único que no pierde empleo, es más, ha crecido incluso en años de crisis. Así lo asegura el presidente de Feacem, Federación Empresarial Española de Asociaciones de Centros Especiales de Empleo, quien reclama, a su vez, un mayor compromiso de las administraciones públicas y de las grandes empresas.
“Nos tienen que ver como una oportunidad de negocio, no como una amenaza”, afirma. Además, para un futuro próximo reclama una nueva ley de empleo para personas con discapacidad, es un tema con suficiente empaque para tener una ley propia, no puede tratarse solo en la nueva ley de discapacidad.
En pleno crisis, sin un panorama prometedor ni despejado en cuestiones de empleo, ¿cómo es la situación actual de los CEE?, ¿y cómo se plantean el futuro?, ¿cómo han logrado superar una situación tan difícil estos últimos años?
En España, a diferencia de otros modelos de la Unión Europea, en los años 80 se tomó la decisión de crear los CEE como medida alternativa para incorporar a personas con discapacidad al mercado ordinario de empleo, pasando primero por el empleo protegido. Desde el año 82 hasta esta época, se ha atomizado de manera significativa la creación de CEE, se ha conseguido insertar a casi 65.000 personas con discapacidad en los CEE. En lo que afecta a Feacem y el entorno Cermi, tenemos un tercio de los CEE totales, que son 550 centros aproximadamente, sin embargo damos trabajo a más de la mitad del total de trabajadores. Esos casi 33.000 trabajadores, vinculados al movimiento asociativo y las empresas creadas por ellos, avalan el trabajo hecho por las entidades, por el Grupo Fundosa, por el grupo del entorno Feaps, del entorno Cocemfe, de enfermedad mental, y demás.
Los últimos cinco años de situación económica negativa, el único sector que se ha mantenido, e incluso ha crecido porcentualmente algo, ha sido el de los CEE. Esto demuestra que el tejido asociativo ha asumido como propio la dificultad que ha habido de generación de empleo, o al menos no ha potenciado la destrucción de empleo de este sector. A diferencia de otros modelos europeos donde se potencia más la incorporación al mercado ordinario, en España este otro modelo ha funcionado bien, aunque necesite mejoras, pero es un modelo eficiente y productivo. Los CEE están trabajando como empresas puras y duras y están sacando de una necesidad de recursos a muchas familias donde el único ingreso que entra es el del CEE, y esto hace que el valor sea todavía mucho mayor.
Mantener la actual situación de equilibrio y de estabilidad en el empleo en estos centros debe ser duro,¿qué tienen que hacer cada día y cada año para que los CEE sigan en pie? Además de contar con ese respaldo que comenta de las entidades ¿han contado con la colaboración de los gobiernos?
Sin la implicación de las administraciones públicas habría sido muy difícil llevar esto a la práctica, pero también con la implicación de muchas empresas que han confiado en que nuestra calidad humana permitía tener una productividad importante y una mejora del rendimiento económico para su negocio. Creo que ese sentido hay que seguir manteniéndolo. Quizá necesitamos llegar a las grandes compañías del país, fusionando sinergias, buscando uniones temporales de negocio donde diferentes CEE puedan ofrecer a esas grandes compañías acciones de negocio en todo el territorio nacional. Esto nos daría una competitividad mayor de la que tenemos en este momento si vamos individualmente. En ese sentido, desde el Cermi y desde Feacem estamos trabajando para que así sea. Es conveniente que también participemos en todos los desarrollos que hay, por ejemplo el desarrollo de empleo joven. Tenemos mucha gente con discapacidad que está fuera del mercado ordinario. Por cada trabajador sin discapacidad que demanda empleo, hay una media de tres o cuatro personas con discapacidad que demandan empleo.
Hace unos años teníamos mucha gente en el mercado ordinario, pero en este momento están volviendo al mercado protegido, con lo cual nos obliga también a recomponer nuestras estructuras para dar cabida a estas personas.
Quizás una de las cosas que faltan es convencer a la sociedad, las empresas, las instituciones, de la utilidad, la competitividad y los valores sociales y económicos de los CEE.
Creo que podremos conseguirlo con el estudio ‘Presente y futuro de los Centros Especiales de Empleo’, que acabamos de presentar, y una propuesta que estamos trabajando en el seno de Feacem y del Cermi para dar la visión que tenemos nosotros sobre el nuevo modelo por el que tienen que transitar los CEE, y el empleo de las personas con discapacidad. Entre otras cosas decimos que tiene que hacerse una diferenciación importante entre los CEE de iniciativa social respecto a los que gestionan sobre todo grandes compañías, que deberían trabajar más por integrar a las personas dentro de su seno de estructura normalizada, y en el supuesto caso de que no puedan llegar, que alcancen acuerdos con los CEE de la economía social. Eso hay que potenciarlo, creo que es necesario que las administraciones hagan un esfuerzo mayor, reservando una cuota concreta del porcentaje de contratos públicos para que puedan presentarse CEE de manera reservada, fomentando la contratación pública socialmente responsable. Ya que la administración pública no incorpora a las personas con discapacidad en su plantilla, al menos que lo haga a través de esa reserva de cuota de concursos de contratos de productos y servicios con los CEE.
También creemos que tiene que haber una mayor sinergia entre las empresas ordinarias y los CEE, nos tenemos que ver como posibles colaboradores. Ahora mismo, con una situación económica difícil y con inversiones que las empresas no quieren hacer por ser delicadas desde el punto de vista financiero, aunque sean un negocio, que cuenten con nosotros para poder subcontratar ese tipo de producto y servicio y poder permitirle que su desarrollo se pueda seguir dando.
Y desde luego, también será importante el capítulo de la formación, ¿no es así?
Creo que es necesario también la formación dual en el CEE para potenciar el acceso al mercado ordinario, tenemos que hacer ese trabajo de campo pero también se nos tiene que reconocer esa labor de formar a la gente que luego pasa al mercado ordinario. Hay que potenciar el tránsito del centro ocupacional al CEE, y el hecho de que se puedan mejorar los enclaves laborales… hay varias opciones que estamos trabajando para presentar un nuevo modelo donde no se nos vea como un empleo protegido al uso sino como una empresa de economía social.
En esta sociedad tan competitiva, ¿se entiende todavía que los CEE pertenecen a un mundo marginal o de caridad?, ¿no se logra ver los CEE como una empresa más?
Nosotros estamos empezando a huir de esa imagen. Somos empresas, dentro de la economía social, pero somos empresas, podemos dar servicios de calidad a precios competitivos y se nos tiene que valorar en ese sentido. Y las empresas ordinarias nos tienen que ver como una posible línea de negocio interesante para su desarrollo competitivo.
Hasta ahora, la empresa ordinaria no nos veía como una posibilidad de negocio sino como una competencia. Y creo que gracias a las sinergias como son el Plan Inserta y convenios de colaboración con empresas, la imagen que damos de un CEE es la de una empresa que da un servicio de calidad, competitivo, a un precio razonablemente bueno y puede ser la alternativa que necesitas para que tu línea de negocio siga produciendo. Nos tienen que ver como una oportunidad de negocio, no como una amenaza.
Todos esos cambios que usted comenta para el futuro de los CEE ¿vendrán acompañados de alguna normativa que los refuerce?, ¿estarán incluidos en la nueva ley de discapacidad?, ¿están colaborando con el Gobierno en esta nueva ley?
Con el Gobierno estamos colaborando en todo lo que ha sido el texto refundido de la ley de discapacidad, que viene a poner orden en todo lo que es la situación de discapacidad, pero creemos que el empleo tiene un empaque tan importante que necesita una ley propia que regule todo, cómo tienen que transitar al mercado ordinario las personas con discapacidad y poner en valor el que el CEE sea una empresa como cualquier otra, que regule cómo hay que mejorar los enclaves laborales en las empresas para que luego se queden en el mercado ordinario, que regule la formación en la empresa para que las personas con discapacidad adquieran capacidades, que regule qué se entiende por difícil inserción y que esos colectivos tengan una discriminación positiva, y en definitiva, que las propias administraciones asuman su responsabilidad y para ello faciliten la contratación de productos y servicios.
¿Cómo se están recibiendo esas sugerencias?
El Gobierno está comprometido, no sabemos si en esta legislatura o la siguiente, pero en todo caso la ley de empleo para personas con discapacidad es necesaria y fundamental. Ya se está trabajando en ello.
Aunque dicen que la situación económica está mejorando, lo que aún no parece mejorar es el empleo ¿Cómo van a resistir esta situación durante tanto tiempo los CEE?
Seguimos reforzando, y el estudio que hemos presentado viene a corroborarlo, por cada euro que la administración pone para la creación de empleo en CEE, se revierte directamente 1,44 euros. Y en ese estudio solamente recogemos parámetros como el IVA, el impuesto de sociedades, el IRPF, la Lismi que no se paga cuando estás trabajando, la no contributiva que no se paga cuando estás trabajando, el ahorro sanitario que genera cuando las personas con discapacidad están integrados laboralmente; y sobre todo, en ese retorno de 1,44 no decimos cuánto inyectamos al consumo diario con las nóminas que reciben los trabajadores de CEE, que están en el entorno de los 750 millones de euros al año, o sea que inyectamos esa cifra al consumo directo, pero además tampoco decimos cuánto invertimos por la negociación con entidades financieras mediante créditos, intereses, avales… es una cantidad importante. Creo que somos un colectivo a tener muy en cuenta y los recortes que se están produciendo no deben afectar a este sector, que es el único que no solo no pierde empleo, sino que crece, y por lo tanto las administraciones tienen que verlo como un aliado.
En nuestro entorno, en Europa, ¿se aplican las mismas políticas de empleo?
Las políticas europeas están yendo a que los fondos estructurales vayan destinados al mercado ordinario, creemos que si no se sigue contando con los CEE como puente y además como playa para poder recuperar a esa gente que tienen graves discapacidades, que tienen difícil inserción, si no existieran los CEE, difícilmente en el mercado ordinario estarían un número tan elevado como el de 65.000 trabajadores que hay en este sector. Por tanto, hay que trabajar para que la integración sea lo más normalizadora posible, pero también hay que tener en cuenta que estamos haciendo una función que puede que en otros países no se haga porque se prefiere tener políticas pasivas en los que las personas con discapacidad quedan al margen del proceso productivo. Aquí los diferentes gobiernos de este país lo han trabajado durante años y no creo que en estos momentos no haya que reconocerlo como una realidad absoluta en España.
Fuente: Solidaridad Digital
En otros países como Holanda o Gran Bretaña transfieren los recursos para que el empleo vaya al mercado ordinario, pero eso se puede hacer cuando tienes un tejido productivo lo suficientemente importante para sostener a esa población, pero por desgracia, con 6 millones de parados en este país, lo que hay que hacer es mantener las estructuras que al menos te sirven de soporte de ese tipo de colectivos.